domingo, 17 de febrero de 2019

UN POCO EN SERIO

Alejandro Dolina nos asemeja la utopía a las estrellas que miramos mientras caminamos. Concentrarnos solamente en ellas nos invita a tropezar o de descuidar a los que nos rodean. Y que debemos revisar las utopías en cada esquina para no descubrirnos un día caminando solos, o completamente perdidos.
Para sintetizar aquí mis ya añejos debates con el amigo liberal y que haya servido de algo, voy a hacer una reseña, subjetiva por supuesto, de las discrepancias profundas que subyacen por debajo de los diferentes enfoques económicos que flotan en la superficie.

El caso de mi amigo es un caso extremo. Y por ello me refiero al fundamentalismo con que encara su utopía, a punto de no verla como tal, sino como una verdad física, una ley natural. No está solo, hay varios exponentes de su visión que en otros ámbitos más influyentes y difundidos que FB propalan las mismas extremidades.
Al igual que el cristianismo, su ideal se basa en un libro. En su caso del inglés Adam Smith, publicado hace 250 años. En total colisión con la recomendación dolineana, 250 años es un período más que suficiente para poner en duda la validez de su análisis y las propuestas. Valiosa obra, "La Riqueza de las Naciones" como se conoce abreviadamente la obra de Smith, aporta un enfoque de estudio histórico de un nivel comparable a la de otros grandes pensadores del siglo XVIII o del propio Marx a mediados del XIX. Suman al conocimiento humano que es una especie de Wikipedia que se nutre del aporte diario de millones de personas y se acumula así lo que se llama conocimiento. La gran ventaja del humano es que puede transmitir su conocimiento de generación en generación. De ahí el peligro o lo desaconsejable que es plantarse en una teoría, abrazarla y quererla imponer haciendo caso omiso a la evolución de las ideas.
Cuando Smith publicó su obra gran parte del mundo vivía bajo monarquías. Su análisis viene a reemplazar el mercantilismo, el sistema económico que había dado sustento racional a la monarquía solo pocas décadas antes. Pero en su tiempo la humanidad todavía no había abrazado conceptos que hoy se considera, en la mayoría de las naciones, como derechos del ciudadano. Educación universal, salud, ingresos en la vejez son entre otros, derechos que las sociedades han asumido como indelegables y deben encararse desde las comunidades organizadas, desde los estados. Esto significa importantes erogaciones desde lo público que en sus tiempos no existían. Un estado mínimo, como proponen aun hoy los seguidores de Smith, no puede brindar eficientemente lo que acabo de describir. Entonces algunas sociedades, y justamente las más exitosas, han entregado al estado ciertas decisiones económicas y fuentes de ingresos que a los smithsonianos les produce escozor. Y entre otras cosas porque no revisaron la utopía en cada esquina. Se quedaron en el siglo XVIII. La frustración de mi amigo, que se sabe abrazador de una ideología en particular, de ubicarme como cultor de otra ideología definida para poder torpedearme a gusto, es justamente no poder rotularme. Un día me ve como K, otro día como sudaka progre, o pro-Cuba o pro-Venezuela o la ridiculez de tildarme partidario de Corea del Norte. No es que soy esquivo, es que no creo, desde que soy adolescente, en una única idea absoluta. Ni en espacio ni en tiempo. Creo que desde Aristóteles hasta la fecha, todos los grandes pensadores aportaron lo suyo y en el espíritu de cada uno está la responsabilidad de elegir qué valores y enseñanzas llevar consigo. Del propio Aristóteles rescato su proceso de razonamiento lógico basado en premisas pero descarto su visión sobre que ciertos hombres "merecen ser esclavos". Con Cristo también. Su sermón de la montaña es una fuente de inspiración pero la visión cristiana del rol de la mujer deja mucho que desear. Solo por citar dos de las personas de las que saqué valores pero desde una visión del siglo XXI, donde las ideas han evolucionado.
Y en esto creo que radica las diferencias entre los puntos de vista. La eclectitud de mis ideas, por definirlas de una manera que no me simpatiza, por la monocromía de visión de mi contraparte. La discusión se desmadra, muchas veces, por el nivel de superioridad con que estos teóricos defienden sus ideas. No es algo personal, aparentemente, porque José Luis Espert, el reflejo mediático de las ideas de mi amigo, es igual de soberbio e irrespetuoso en sus intercambios. Y por esta razón abandoné en gran medida los intercambios en los muros de mi amigo porque un colega suyo es particularmente despectivo e irrespetuoso con todo aquel que disiente o demuestra fútil sus argumentos.
En una de las mejores escenas de la película "Entre Copas", el personaje de Paul Giamatti conversa entre copas, justamente, con el genial personaje de Virginia Madsen. En un momento él le pregunta por qué se hizo entusiasta del vino. Y ella le contesta un interesante monólogo describiendo todo lo que el vinicultor y enólogo pusieron en su elaboración, los que participaron de la cosecha y que una vez en la botella, sigue vivo. Que evoluciona. No es lo mismo descorcharla hoy que dentro de 6 meses.

Esa sensación tengo con el mundo de las ideas. No es lo mismo analizar la realidad hoy que hace un año o dentro de cinco. Y mucho menos hace 250 años. Creo en la evolución del hombre y de sus ideas, por las abrumadoras evidencias que respaldan esas innegables características. Y respeto sobremanera las ideas que explican la realidad, así deba tomarlas de decenas de pensadores distintos. Y de las premisas de Aristóteles reconozco su valor indispensable antes de realizar un análisis. Y ahí está la razón primordial del desencuentro con los liberales: yo creo en una sociedad de iguales, en una sociedad que se esfuerza entre todos para no dejar a nadie afuera. Y pienso y trato de encontrar las herramientas exitosas que lleven a ella. Si yo fuera un despreocupado por el prójimo y admirador de Ayn Rand que transforma el egoísmo en una virtud, probablemente coincida con las ideas de mi amigo. La diferencia no está en la manera de pensar sino en las premisas con que partimos hacia nuestro análisis. Que tengan un feliz domingo.


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