domingo, 17 de febrero de 2019

MUJER AL VOLANTE


El formidable aterrizaje en el Río Hudson lanzó a la fama inmediata al piloto, conocido por Sully para no complicarlo con el apellido completo. Y hasta Hollywood lo convirtió en film, de la mano de Clint Eastwood nada menos, como no podía ser de otra manera.
Este año en abril hubo un incidente aéreo comparable. Un vuelo de Southwestern sufrió una rotura incontenida de una de sus turbinas. Se llama así cuando la rotura atraviesa la cobertura externa de la turbina y pedazos de chatarra salen al exterior atravesando el carenado y no por la salida de gases donde salen cuando la rotura es "contenida". Las partes expulsadas perforaron una ventanilla, produjeron la descompresión de la cabina y en el proceso casi expulsa a una pasajera que fue sujeta por otros dos pasajeros sentados al lado, ambas femeninas, una de 13 años. Esto probablemente recuerden porque salió en algunos medios, ya que esa persona finalmente falleció de sus heridas convirtiéndose en la primera víctima fatal de un vuelo comercial desde 2009 en EE.UU.
La cosa pasó y se escabulló de los titulares. El piloto no pasó a la fama a pesar de tener un avión dañado, descomprimido y con un solo motor. La rotura del motor produjo un violento desbalanceo que inclinó al avión 41°, muy sobrepasado de una inclinación normal de maniobra. La piloto, con una calma notable, recuperó el avión a pesar de tener una turbina en llamas, activó los mecanismos de extinción de incendio apagando lo que podía convertirse en una falla catastrófica, descendió el aparato hasta los 11000 pies (volaba a 34000) para que el pasaje pueda seguir respirando ya que las máscaras de oxígeno solo tienen para 10 a 15 minutos. Siguió a esa altura sin descender más porque la torre de control le informó que tenía tráfico de pequeño porte más abajo y 22 minutos después del incidente ya estaba el avión en tierra y todos, salvo la víctima fatal, sobrevivieron. La piloto en cuestión, Tammie Jo Shultz, fue piloto de combate en el ejército. Jamás la dejaron entrar en acción por su condición de mujer. Y pasó a la aviación civil.

Llegué a ver un programa español donde invitaron a un "especialista", un piloto ya muy veterano que descalificó de "mito" la actuación de la piloto diciendo que toda la maniobra y el aterrizaje lo hizo el co piloto, muy masculino él. Conclusión que saca por el hecho de que era ella quien se comunicaba permanentemente con la torre de control de Filadelfia, el aeropuerto más cercano donde dirigió al avión siniestrado. La formación del viejo piloto le enseñó que "piloto que habla por radio no maneja" y en su experiencia eso lo más natural del mundo. Y aparentemente una piloto mujer le suena antinatural, deduzco. Lo real es que ella, Tammie, decidió tomar control del avión y de las comunicaciones a la vez para que su co piloto pudiera consultar el manual de procedimientos ante todas las fallas que presentaba el avión. Y que además se dedicara a estar en contacto permanente con las únicas 3 asistentes a bordo que estaban atendiendo a los heridos (entre 9 y 10) y al pandemonio que significa una violenta despresurización del avión. Al avión lo controló exclusivamente esta mujer. La ignorancia y la misoginia del especialista español lo llevó a propalar sus prejuicios por la tv abierta. Este es mi tributo a esta mujer cuya destreza y serenidad logró poner a salvo a este avión severamente dañado y que hasta donde yo sé muy pocos medios destacaron la actuación de la piloto y su condición de mujer.     

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