Mr
Jones abrió la puerta
Por
Luis Corvalán
Febrero de 2003
La caída del muro de Berlín en 1989 y el posterior proceso
de desvalijamiento de la economía rusa encabezada por el FMI, ha llevado al
mundo a la contemplación, entre pasiva, resignada e impotente, del dictado
unilateral de políticas por parte de EE.UU. Esto llevado hasta el extremo a
partir del 11 de septiembre de 2001. Bowling for Columbine
intenta buscar las razones de la irracional violencia presente en la sociedad
norteamericana, y que de alguna manera escurre desde el propio individuo
escaleras arriba hasta llegar a los elevados estratos del poder y la política
exterior norteamericana, mostrada en una sorprendentemente autocrítica
cronología.
El punto de partida del documental, y que da nombre al
mismo, es la masacre ocurrida en el colegio secundario Columbine el 20
de abril de 1999. Combinando entrevistas, recreaciones, material de archivo y
animación, el director va buceando en hechos y probables explicaciones a medida
que asombra al espectador por lo extremo de los acontecimientos mostrados.
La
frescura que se percibe en este documental, a pesar de lo dramático del tema,
tiene mucho que ver con la presencia desgarbada de su director en primera
persona y dentro del encuadre, como en los cambios de hipótesis en que se ve
obligado a medida que la investigación avanza y sus teorías se caen.
Su
primer intento de explicación consiste en atribuir esta violencia a la
proliferación de armas en poder de particulares, y su increíble facilidad para
adquirirlas en cualquier cadena de supermercados. Esta hipótesis cae
estrepitosamente al descubrir, que cruzando el río desde Detroit, en la vecina
Canadá, país de cazadores con 10 millones de familias y 7 millones de armas,
tiene un índice de muertes violentas por armas de fuego 70 veces inferior al
norteamericano.
Corrigiendo
el rumbo a medida que avanza el documental, el recorrido lleva a cuestiones
mucho más profundas y que pueden explicar mas acabadamente este fenómeno: una
constitución que hace alarde de las libertades individuales, con una grosera
extrapolación al “sálvese quien pueda”, sin contención social para los
marginales, sin atención médica, y como revestimiento a todo ello, una
proliferación de información pública y privada tendiente a generar el miedo en
la sociedad. El miedo fue durante la guerra fría una excusa para mantener
elevado el presupuesto de defensa, ahora lo es
para promover la lucha preventiva antiterrorista.
No
hay nada más peligroso para una sociedad individualista y con miedo que cada
uno de sus integrantes tenga un arma cargada en su casa. Hay una entrevista al
paladín del rifle Charlton Heston que ilustra patéticamente la más que dudosa
justificación a este derecho que tienen los norteamericanos.
Con
un lenguaje irónico, humorístico y profundamente crítico de algunas de las
instituciones más arraigadas en el conservador norteamericano, este documental
dividió las aguas en la ceremonia de entrega de los premios Oscar, cuando su
director hizo una crítica a la guerra de Irak.
Con
el miedo (y la injusticia) ya como motor indiscutible de la serie de hechos
mostrados, es imperdible la breve reseña de historia norteamericana animada
realizada por los autores de “South Park”.
Bowling for Columbine es
uno de esos documentales necesarios, que muestran una realidad que está
presente, es explicación de muchos fenómenos micro y macro sociales pero que
los medios masivos de difusión sistemáticamente evitan, en especial los
norteamericanos. Tiene la virtud de no caer en ritmos ni discursos académicos,
conservando el enfoque de asombro que evidentemente produjo en el propio
director. El espectador argentino puede hacer el ejercicio de comparar las
realidades, y notará cómo nuestra sociedad, en la medida en que adoptamos el repliegue
del estado y el avance del individualismo producido en los 90, ha adoptado
características peligrosamente parecidas a las patologías mostradas en Bowling...
y de ahí lo útil de su discusión y difusión.