Luis
O. Corvalán – 5 de abril de 2015
En un
espantoso tema Arjona descorcha la frase “no le quites años a tu vida”. Se me
vino a la memoria cuando investigué las andanzas de Jesús dentro de un probable
contexto histórico. Aquí mi razonamiento.
Mencioné
hace pocos meses los estudios que apoyan la idea que Jesús nació entre el año 4
y el 6 antes de Cristo. Los astrónomos, especialidad antigua si las hay, hacen
frecuentes apariciones en los relatos históricos y eso nos permite hoy
determinar con exactitud la fecha de ciertos eventos. Por ejemplo, se sabe ya
bastante certeramente que Herodes el Grande murió después del 13 de marzo
(eclipse lunar) y antes del 10 de abril (Pascua) del año 4 antes de Cristo. Los
relatos bíblicos ubican a Jesús naciendo durante el reinado de Herodes, razón
por la cual no pudo nacer después de esta fecha. Este tema ya lo desarrollé.
Hoy, Pascua, quiero hablar de su
muerte. En las escrituras, tanto los 4 evangelios canónicos como en los otros
evangelios hay muchísimas referencias al oscurecimiento del cielo y muchos
hablan de un terremoto el día que Jesús muere. Esto es un dato astronómico de
enorme valor. Y hay muchísimas referencias de textos no bíblicos de un evento
que puede responder a esto relatado por los evangelios. Un eclipse total cayó
sobre Jerusalén el 24 de noviembre del año 29. Este eclipse duró 1 minuto y 15
segundos. La fecha coincidiría con la edad que popularmente se le atribuye a
Jesús para cuando muerte, unos 33 años. Pero esa fecha tiene un inconveniente:
no coincide con la celebración de las pascuas.
En el
año 32, en cambio, ocurrió un eclipse total según muchas crónicas de la época
que oscureció Jerusalén por un período excepcionalmente largo para este tipo de
fenómenos. Este evento se vio en muchas partes del imperio romano y fue muy
documentado. Flemón, un historiador de la época de Adriano, menciona un eclipse
largo durante las Olimpíadas número 202, realizadas en el año 32 (se celebraron
religiosamente cada 4 años desde el 776 antes de Cristo hasta el año 394 de los
nuestros). En una carta de Pilatos a Tiberio menciona también el oscurecimiento
iniciado a la hora sexta y prolongándose por “horas” y cita también el
terremoto. Este hecho también se ubica en el año 32. Desde Heliópolis, Egipto, el
personaje conocido como Pseudo Dionisio escribió que pudo observar el eclipse
desde allí a la misma hora. Eusebio menciona el oscurecimiento y lo ubica en el
año 18 del reinado de Tiberio, que asumió en el 14, lo que da también el año
32.
Tomando
todas estas referencias históricas parece que la descripción de la crucifixión
indica que debió ocurrir ese año, el 32 de nuestra era. Pero ahí mete la cola
la astronomía moderna. Primero, está la duda de que la mención bíblica se
refiera a un eclipse de sol, ya que la pascua, según el calendario judío, va de
la mano del calendario lunar y coincide siempre con la luna llena y esto ubica
a la tierra entre el sol y la luna, sin posibilidad de eclipses. Pero un
eclipse largo se produjo el 19 de marzo del año 33 visible desde vastas
regiones del imperio pero no desde Jerusalén. Eclipses largos y totales se
vieron en Jerusalén en el año 27 y 45, lejos del año supuesto para la
crucifixión. Un investigador norteamericano del Instituto de Astrofísica de
Canarias reflota la teoría del eclipse total del 24 de noviembre del año 29, ya
que un software de la NASA le permitió ubicar el eclipse total en Jerusalén a
las 11:04 del mediodía. Esta referencia astronómica bastante contundente lo
ubica a Jesús muriendo a sus 33 años pero lejos de las pascuas. Los relatos
históricos, en cambio, lo dan muriendo entre el 3 y el 7 de abril del año 32,
en plena Pascua, coincidiendo con los relatos bíblicos, pero con unos maduros
36 años como mínimo.
Yo, a
puro pálpito, me inclino por esta última fecha, respaldada por abundantes
documentos y por el relato del propio Pilatos a Tiberio que a las postres le
generarán una reprimenda que es un tema fascinante para otro relato. El
oscurecimiento mencionado por todos no pudo ser verificado por la astronomía
moderna, pero que ocurrió algo en el 32 no tengo casi dudas. Solo quería
compartir estos datos con mis amigos en este día tan importante. Y aunque sus
casas, como la mía, estén ligeramente desordenadas, les deseo a todos: FELICES
PASCUAS.